NO HACE FALTA mantenerse "conectado” para sentir como si los cuatro jinetes del apocalipsis se encontraran a las puertas de nuestros pequeños reinos.

Mas pavor aun si recordamos que estas figuras simbólicas, creadas por el hombre, son tan solo precursores de juicios peores que vendrán.

Podemos cambiarles los colores y actualizar los horrores que acarrean, pero ahí llegan.

Raudos partimos a disfrutar de las que sentimos podrían ser nuestras últimas vacaciones veraniegas. La ciencia ficción se nos hace cercana y real estos días: Mad Max, Waterworld… Personalmente soy más de

invasiones espaciales. Cualquiera sirve. Y a pesar de esta sensación de debacle y desconcierto que nos embarga, con nuestro entorno a punto de estallar, sigo aferrándome a que la rueda gira y las cosas cambiaran. De nuevo. Puede que debamos renacer de nuestras cenizas como el ave fénix o que un ser superior de otra oportunidad a la especie humana.

O puede que la solución se encuentre en cada uno de nosotros, en como enfoquemos y afrontemos las situaciones. Nuestra humana capacidad de adaptación mucho tendrá que ver.

Decía nuestro paisano Samaniego en su fabula "Los Navegantes”:

Lloraban unos tristes Pasajeros

Viendo su pobre nave combatida

de recias olas y de vientos fieros,

ya casi sumergida.

Cuando súbitamente

El viento calma, el cielo se serena,

y la afligida gente

convierte en risa la pasada pena.

Mas el piloto estuvo muy sereno

tanto en la tempestad como en bonanza,

pues sabe que lo malo y que lo bueno está sujeto a

súbita mudanza.

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